Preguntas frecuentes: Mi pareja no me apoya en la vida cotidiana

La sensación de tener que hacerlo todo solo

Hacer la compra, las distintas tareas domésticas, las citas y los niños: todo esto forma parte de la vida familiar cotidiana.
Cuando empiezas a sentir que lo manejas todo tú solo y deseas tener más apoyo de tu pareja, puede convertirse en una verdadera tensión y provocar conflictos en la relación.

¿Te encuentras actualmente en una situación como ésta y anhelas un cambio? Hemos reunido para ti algunos consejos sobre lo que puedes hacer ahora.

1. Comprobación de la realidad

Un primer paso útil puede ser dar un paso atrás en la situación, adoptar una perspectiva a vista de pájaro y preguntarte sinceramente: ¿Es realmente así?

  • ¿Hay quizás cosas de las que sí se ocupa mi pareja, pero las he perdido de vista porque actualmente me siento abrumada?
  • ¿Me estoy centrando sólo en las tareas que son realmente necesarias en este momento, o posiblemente me dejo llevar por expectativas exageradas o incluso perfeccionistas, tanto de mí mismo como de los demás?
  • ¿Realmente espera mi pareja que me encargue de todo yo sola?

Si llegas a la conclusión de que a menudo es la propia situación la que exige que actúes (como acostar al niño, ir a hacer la compra porque la nevera está vacía), y no necesariamente que tu pareja la ignore, el siguiente paso podría ser intentar ver las cosas desde su perspectiva:

¿Se da cuenta mi pareja de que quiero su apoyo en situaciones como las anteriores? ¿Está siendo realmente "vago", o simplemente está cansado tras un largo día de trabajo y necesita un momento para descansar? ¿Está contribuyendo en otras áreas de la relación o de la familia, y puede que sienta que es él quien lleva la carga? ¿Veo y aprecio lo que hace, o he empezado a darlo por sentado? ¿Expresa quizá su amor por mí o por la familia de formas distintas a mis expectativas?

2. Comunicar tus propias necesidades

Si, tras hacer una comprobación de la realidad, llegas a la conclusión de que tu pareja podría contribuir más, el siguiente paso es hablar con ella de ello. Esto suele empezar por reconocer tus propias necesidades y expresarlas claramente. Si anhelas más apoyo, es importante que le digas a tu pareja exactamente lo que necesitas, y cómo puede ayudarte de forma concreta y específica.

Puede parecer sencillo, pero los hombres y las mujeres suelen pensar y comunicarse de forma diferente. Y ahí es exactamente donde suelen empezar los malentendidos y los conflictos. Las mujeres suelen hablar de forma indirecta, suponiendo que su pareja "leerá entre líneas". Pero los hombres suelen necesitar declaraciones directas e instrucciones claras.

Por ejemplo: La mujer coloca la caja vacía de bebidas en el pasillo, con la esperanza de que el hombre se la lleve al trabajo y compre nuevas bebidas. El hombre ve la caja y piensa: "Oh, probablemente ya no la quería en la cocina", o "Quizá esté pensando en comprar bebidas ella misma".
¿Qué falta aquí? Una comunicación clara, como por ejemplo:
"Cariño, ¿podrías recoger las bebidas hoy? ¿Podría ser antes o después del trabajo? Me vendría muy bien".

Lo que suele ocurrir en cambio -especialmente cuando alguien se siente agotado y abrumado- es que la frustración conduce a la crítica, como:
"Nunca me ayudas. Siempre soy yo quien invita a las copas, y la espalda me está matando. Ya lo sabes".

Pero los estudios han demostrado que las críticas de este tipo tienden a ser contraproducentes: a menudo refuerzan el mismo comportamiento con el que estás descontento. De hecho, las exigencias y acusaciones pueden provocar resistencia en lugar de cambio. Cuando una pareja se siente criticada, puede interpretarlo como una señal de que nunca es lo bastante buena o de que siempre hace las cosas mal, y eso puede resultar profundamente hiriente.

"Las cosas más preciosas y esenciales de las relaciones humanas -como el amor- no pueden reclamarse ni mandarse. Son un don, o simplemente no lo son".

Elisabeth Lukas

En las relaciones, es importante hablar abiertamente y con cariño, sobre todo cuando se trata de tus propias necesidades y expectativas respecto a tu pareja. Al fin y al cabo, tu pareja no puede leerte la mente.

Ayuda recordar que os queréis, y que -especialmente en el estrés de la vida cotidiana- ambos miembros de la pareja suelen querer lo mejor para el otro. Y cuando tu pareja te apoya, es importante que le demuestres cuánto lo aprecias. Expresar gratitud en lugar de dar por sentados sus esfuerzos puede marcar una verdadera diferencia.

💡 Y, por supuesto, está perfectamente bien -e incluso es beneficioso- buscar apoyo a través de la terapia de pareja.
No tienes por qué esperar a que estalle una crisis. Dedicar tiempo a explorar temas como la comunicación con un tercero neutral puede ser revelador e increíblemente útil.

3. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué puedo cambiar?

Al intentar resolver un conflicto, es importante recordar una verdad clave: no podemos cambiar a otra persona. Por mucho que deseemos poder hacerlo, sencillamente no funciona así. Al mismo tiempo, tampoco queremos que otra persona nos cambie: queremos que nos acepten y nos quieran tal como somos, tanto con nuestros puntos fuertes como con nuestros defectos.

La única persona a la que podemos cambiar de verdad es a nosotros mismos. Y eso, a su vez, abre un espacio para la libertad y la reflexión: ¿Cómo quiero responder al hecho de que mi pareja me ofrezca poco apoyo en la vida cotidiana? ¿Qué opciones constructivas tengo, además de discutir, retirarme o quejarme? ¿Qué tipo de persona quiero ser?
¿Qué tipo de respuesta sería más útil, no sólo para mí, sino para todos los implicados? Aunque, objetivamente hablando, parezca que sólo eres responsable del 10% del problema y tu pareja del 90%, hacer un cambio por tu parte suele tener un efecto dominó. Porque cuando una persona cambia su comportamiento -incluso cuando "no debería tener que hacerlo"- puede llegar al corazón de la otra e inspirar un cambio en ella también.

Elegir mirar lo que puedes cambiar es un acto poderoso, profundamente humano. Y cobra mucho más sentido cuando sabes por qué lo estás haciendo.
¿Ves este esfuerzo como una inversión en tu familia? ¿A cuáles de tus valores personales quieres mantenerte fiel?

En este proceso, también puede ser útil centrarse conscientemente en los puntos fuertes de tu pareja. Hacerlo puede equilibrar parte de la frustración.
¿Qué fue lo que hizo que te enamoraras de él en primer lugar? ¿Qué cualidades admirabas y apreciabas?

  • Tema siguiente:

    ¿Qué debo hacer cuando mi pareja y yo tenemos opiniones diferentes?

     


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Autores y fuentes

Autor

Yvonne Onusseit
Educadora

Revisado por:

Equipo de psicólogos

Fuentes

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